A las empresas que se dedican al reconocimiento facial y que son las responsables de crear los avanzados sistemas que incorporan teléfonos móviles, tablets y ordenadores portátiles para detectar nuestras caras, les está resultando complicado enfrentarse a la nueva realidad. Hoy día, después del coronavirus, estas empresas se están encontrando con que sus socios les demandan más.
Porque en la actualidad se solicita a los ciudadanos del mundo entero que tengan cuidado y que usen mascarillas en la mayor parte de los casos siempre y cuando tengan la oportunidad. Eso significa que pasan más tiempo con la mascarilla puesta que sin ella, salvo en los momentos en los que lógicamente están en casa (lo cual ahora tampoco es tan raro). Y son muchas las situaciones en las que nos intentamos identificar con la cámara del smartphone sin que este nos reconozca, lo que lleva a que tengamos que bajar la mascarilla durante unos segundos, con el riesgo que esto implica.
Por eso las empresas de reconocimiento facial están intentando mejorar sus sistemas. El nuevo objetivo que se han marcado consiste en que tengan capacidad para reconocer al usuario incluso si se deja la mascarilla puesta. ¿Pero cómo hacerlo? La forma en la que se plantea consiste en reforzar la detección de dos rasgos identificables y personales de cada individuo: los ojos y los pómulos. Ambas partes son visibles con la mascarilla (salvo que usemos un modelo casero que nos tape de forma exagerada) y con un buen sistema de reconocimiento deberían dar suficiente margen como para identificarnos.
Los gobiernos están interesados en que estas empresas superen sus límites y consigan dar forma a los sistemas que les permitan reconocer incluso con la mascarilla. Al fin y al cabo, este accesorio ha sido utilizado en multitud de ocasiones como forma de mantener nuestra identidad oculta incluso en situaciones delicadas. Por ejemplo, en las protestas de Hong Kong los manifestantes ocultaron su cara con mascarillas para que las autoridades no les reconocieran.
Si las empresas mejoraran sus sistemas, los gobiernos y autoridades podrían confiar aún más en su tecnología para reconocer a las personas en cualquier tipo de situación. Se habla sobre introducir más sistemas de reconocimiento facial en todo tipo de lugares y a este proceso de expansión ayudará que se llegue a mejorar. En un futuro inmediato podría haber sistemas de reconocimiento facial no solo en aeropuertos y lugares sensibles, sino también en escuelas, restaurantes, centros comerciales y casinos.