Reconócelo: llevas ya el Apple Watch en tu muñeca desde hace 5 años y principalmente lo utilizas para dos cosas: mirar la hora y ver las notificaciones de la actividad de tu móvil. Un capricho tecnológico un poco excesivo ¿verdad? Pero la cuestión es que el smartwatch de Apple sigue ahí, vendiendo unidades e intentando cada día ser un poco más relevante. Su quinto aniversario es el momento ideal para hacer balance y comprobar si los wearable van a marcar la diferencia o no para la humanidad.
Os podemos avanzar que no, que los wearable tal y como los conocemos hoy tienen pocas posibilidades de marcar tendencia como lo hicieron en su momento los smartphone. ¿A cuántas personas conocéis que van por ahí con un reloj en la muñeca? Y ya no os hablamos ni de un smartwatch, solo de un reloj, de cualquier tipo. No demasiadas. Hoy día nos hemos habituado a prescindir del reloj y dejarlo como un accesorio de moda que, en realidad, no necesitamos tanto, dado que para mirar la hora ya tenemos la pantalla del teléfono.
Apple se está dejando la vida, o dicho de otro modo, un montón de dinero, en promocionar el Apple Watch, que cumple su quinto aniversario el 24 de abril. Porque si ahora que ya han pasado cinco años el reloj no comienza a despegar y a llegar a más personas, es muy obvio que no lo va a conseguir nunca.
Leemos las opiniones de expertos que aplauden con las orejas por lo mucho que el Apple Watch ha cambiado su vida. Pero todo ese tipo de testimonios suenan a ciencia ficción. Sí, una o dos personas recibieron atención médica gracias al reloj y el aviso de Siri, pero son situaciones tan aisladas que tampoco es como para ir contándolo por ahí. El Apple Watch es un caprichito, innecesario, menos funcional de lo que se puede creer y menos relevante, que no ha conseguido que los wearable dejen atrás a los smartphone ni les hagan desacelerar. Posiblemente no habrá décimo aniversario.