¿Hemos recibido algún aviso de Google o de nuestro gestor SEO indicándonos que tenemos contenido duplicado? A veces pasa. Hay muchos motivos para ello. Es posible que estemos comprando contenidos en plataformas donde sus vendedores, redactores sin escrúpulos, han usado alguna herramienta para transformar textos robados en «auténticos» por medio del cambio de palabras por sinónimos y similares. Eso pasa mucho (así que pon ojo en quien confías para tus contenidos).
¿Cómo podemos arreglarlo antes de que Google nos meta un buen palo y nos deje el posicionamiento totalmente por los suelos? Hay distintas opciones. Una de las más recomendables es el uso de un programa como Screaming Frog, el cual nos informará del estado de nuestra página web y de los contenidos que podamos tener publicados. Podemos confiar en la rana para que haga una buena investigación y nos ponga en situación sobre la realidad de las publicaciones que hemos hecho. Quizá, esperemos que no, nos llevamos una sorpresa, una de esas que podría implicar tener que despublicar decenas de artículos (o editarlos para arreglar el problema).
Si no queréis aprender a usar una herramienta como Screaming Frog ni someteros a las limitaciones que tiene salvo que pongáis presupuesto sobre la mesa, lo mínimo que podéis hacer es recurrir al propio soporte que proporciona Google.
Para ello lo que hacemos es entrar en la Google Search Console y, desde allí, accedemos al menú Apariencia en el buscador y luego entramos en Mejoras HTML. Allí veremos un listado en el que se nos indicarán las meta descripciones que tengamos duplicadas, las etiquetas que puedan estar duplicadas y otros contenidos que también hayan podido llegar a sufrir este problema.
A partir de ese momento solo hay que eliminar o editar las páginas y contenidos que hayamos descubierto que están duplicados y comenzar a sanear la web para que pueda evitar problemas de SEO.