El inicio de 2020 fue duro para Netflix. A sus ejecutivos se les habían puesto los huevos de corbata. La plataforma de streaming más popular del mundo se encontraba mirando de tú a tú a un año en el que se encontraría de lleno con el acoso de grandes rivales. Disney y HBO planeaban aguarle la fiesta a Netflix, robarle suscriptores y revolucionar el mercado del streaming. Pero llegó el coronavirus y Netflix levantó la cabeza: las cifras de suscripciones al servicio están siendo apoteósicas.
Nada más y nada menos que casi 16 millones de nuevos suscriptores ha añadido Netflix a su lista de clientes en el primer trimestre del año. Son cifras que los ejecutivos de la compañía no se esperaban ni en sus sueños más dulces, porque está claro que todo ha llegado de una forma terriblemente imprevista. Pero si echamos un vistazo a la forma con la cual funciona Netflix, lo cierto es que podemos entender qué es lo que está ocurriendo y porqué está reinando aunque haya perdido la licencia de Friends y la continuidad de las series de Marvel.
Netflix tiene el nombre y ser la veterana, pero Disney es Disney y en su servicio Disney+ han puesto tanta leña que la hoguera daría para que estuviera ardiendo durante años. El problema del servicio de Disney es que está demasiado encasillado y poco actualizado. La filosofía de Netflix de distribuir sus series de golpe y de tener cientos de líneas de producción en marcha con mucha antelación, garantiza que el servicio pueda seguir estrenando contenidos por mucho que se esté produciendo la cuarentena casi mundial. Disney, por su lado, ha tenido que paralizar la producción de series y rodajes, lo que va a afectarles muchísimo, dado que ellos viven más al día.
Por otro lado, Netflix no solo sigue estrenando nuevos contenidos, sino que busca dosificar y apostar por la variedad. Está dándole al gran público el morbo, la curiosidad y ese tipo de contenidos que triunfan de manera global aunque no sean tan sesudos como podamos esperar. La conclusión es sencilla: la gente lo ve. La gente tiende a dejarse llevar por el morbo y esto es algo que lleva pasando desde la televisión tradicional. Si a eso le sumamos el aburrimiento supino del público, vemos claramente que la fórmula de Netflix es infalible. Ahora están cerca de los 183 millones de suscriptores. Y no piensan detenerse.